sábado, 30 de junio de 2012

Viaje iniciático Parte 3. Arequipa. Perú.

Febrero, 2011.

Tacna fue mi primera parada en Perú, breve ya que debía viajar esa misma noche rumbo a Arequipa. Comí el primer plato de comida que había en la estación de buses y cambié unos pesos chilenos en soles. Confieso que no me gustó el plato que comí. Nunca me ha gustado esa mezcla de plátano frito con arroz y carne. En fin, ya comenzaba la aventura, todo cambiaba bruscamente, la gente, las etnias, la comida, el paisaje y yo. Todo lo que veía frente a mi era el reflejo de un conocimiento interior que llevaba hace tiempo en mi mente pero este viaje comenzaba a hacerlo realidad, a dejar la mente lejos y comenzar a hacer el cambio en la carne y en el hueso, a dejar las dudas y hacer, a enfrentar los miedos y conocerlos, a ser uno mismo y no otro. El bus era un desastre, casi 10 horas de viaje de noche en un bus colapsado de gente y parando en cada pueblo todo se volvía eterno, mi paciencia que venía cultivando comenzaba a ponerse a prueba y yo estaba consciente de eso. Cada vez que podía acudía a una estrategia que venía conociendo hace poco pero que siempre tuve, la creatividad. Sacaba un lápiz y un papel y usaba la realidad como maestro, escribía. Sino era eso, tomaba alguna foto o me acompañaba del libro que decidí llevar, “El arte de la felicidad” del Dalai Lama que ya leía por tercera vez y que nunca me cansaba de repasar algunas líneas que había subrayado unos cuantos años atrás cuando lo leía viajando al sur de chile. Al llegar a Arequipa a las 4 de la madrugada tuve que buscar un taxi que me llevó hasta un hostel donde pude pasar la noche. Al fin una cama, y no una, eran dos. No había habitación simple si que tuve que pagar por una doble. Llevaba dos días de viaje sin dormir en una cama, durmiendo en el bus para ahorrar tiempo y dinero. Esa noche me pregunté ¿Qué diablos hago? Por primera vez en un viaje tan largo. Era normal, ya estaba lejos, muy lejos de casa y lo que sea que me pasara debía arreglármelas solo, y eso comenzaba a notar un cierto temor que a la larga se transformo en un goce absoluto. Me acosté y dormí.
Al despertar desayuné en la azotea del hostel con vista al volcán Misti tan cercano e imponente frente a la ciudad. Hice mi mochila y salí a recorrer una bella cuidad, limpia y llena de vida y color contrastándose con mi rápida visita en Tacna. Su plaza central bien adornada y gente amable. Me pase todo el día caminando, almorcé un buen ceviche con una inca cola como corresponde y luego por la tarde visité el monasterio de Santa Catalina que está abierto para el publico ya que no lo habitan ya las monjas de antaño. Sus pasadizos oscuros y jardines floridos fueron presa de mis fotografías que no me dejaban tranquilo mientras llovía. Terminando el día en plena calle me encuentro con una amiga y su novio, andaban de paso en Arequipa ya que en dos días más tenían un matrimonio en Tacna y había decidido pasar esos días en esta cuidad. Les comenté que yo me dirigía a Puno, para visitar el lago Titicaca y conocer su mística. Se sumaron a mi travesía por esos días si que decidí hospedarme esa noche en el hotel donde ellos estaban. Era bastante más lujoso de lo que yo suelo buscar en mis viajes, no por tacaño sino porque en mis viajes intento recluirme en lo esencial, sin lujos ni comodidades pero finalmente lo aproveché. Durante la noche salimos a recorrer y conocer la vida nocturna de Arequipa que fue bastante entretenida, caminamos y conocimos un par de bares donde tomamos unas cervezas.
Al día siguiente partimos al terminal para tomar el bus rumbo a Puno, ahí la cosa ya comenzaba a ponerse más entretenida para mi, amante de las carencias, poco lujo e incomodidades ese amor llego a mi de súbito, el viaje en ese bus fue espantoso. Sentado al lado de una señora que parecía no haberse duchado durante años viajé 10 horas a su lado, un baño en el bus donde estaba prohibido defecar y si lo hacías el mensaje que estaba publicado en su puerta se haría realidad; Baño, sólo urinario. No cagar, sino “masacre”. Indagando después supe que “masacre” significaba una golpiza si que preferí aguantarme las ganas obviamente. A pesar del largo viaje y sus incomodidades el pago era otro, cruzar el altiplano tiene una belleza única, el gran contraste en sus planicies para luego encontrarse con montañas nevadas de golpe es maravilloso. A ratos hace frio y después un calor insoportable, todo era un desafio. Estaba en el altiplano y eso era lo que quería, y ahí estaba, era lo que importaba. La única parada fue en un lugar que no olvidaré jamás, un pueblo llamado Juliaca. Creo no haber estado en un lugar tan espantosamente horrible, y lo anecdótico que estaba en medio de la nada. Parecía una pesadilla. Un pueblo donde todo era un barrial, su única avenida sumida en el profundo barro, y todas las casas a medio hacer. No me vino otra idea a la cabeza que creer que había caído una bomba atómica en ese lugar. Nos detuvimos en un terminal donde sólo me baje para ir a un baño donde por fin pude cagar tranquilo. Soy fotógrafo y créanme que ni siquiera me digne a sacar una buena foto en ese lugar, simplemente quería salir de ahí lo más pronto posible. Ya en el bus a lo lejos vi un hombre en el suelo tapado con un plástico, asumí que estaba muerto, eso ya era bastante. Camino a Puno el clima parecía ponerse hostil, una negra nube sobre nosotros comenzaba a atacarnos con un diluvio descomunal. Era el preludio de la aventura que andaba buscando y así sería por los próximos 15 días. 

@Andreas_von


Arequipa.


Volcan Misti, Arequipa.

Arequipa.

Catedral de Arequipa.

Justo ese día se celebraba San Valentín. 


Niño y palomas de Arequipa. 

Monasterio de Santa Catalina.

Monasterio de Santa Catalina.


Monasterio de Santa Catalina.






Plaza de Arequipa. 
Cruzando el altiplano.


Arequipa.

Arequipa.

Arequipa.

Arequipa.

Monasterio de Santa Catalina.

Monasterio de Santa Catalina.

Monasterio de Santa Catalina.

En el monasterio.
Junto a mis amigos, mitzy y roberto.

Tomando el bus hacia Puno.


Monasterio de Santa Catalina.

Monasterio de Santa Catalina.

Monasterio de Santa Catalina.

Arequipa.

Arequipa.

Arequipa

Arequipa









Bitácora de sueños V.


30 de junio de 2012. 

Sobre mi moto buscaba una casa en medio de un condominio, al encontrarla por el ruido de la fiesta me estacionaba feliz de haber encontrado el lugar. Estaba nervioso porque hace muchos años que no veía a mis compañeros. No quería llegar tarde porque siempre me siento algo incomodo cuando todos me ven llegar. Por suerte aun no habían llegado todos si que pasaría algo inadvertido. Saludé cariñosamente a los presentes, era maravilloso el cariño recibido. Por fuera la casa se veía pequeña pero el patio era enorme con un gran quincho y una piscina más abajo a medio llenar. Conversé con varios, sobre todo con quienes más extrañaba que eran aquellos con quienes comencé el colegio muy pequeño. En un momento me sentí invadido por tanta pregunta, sin darme cuenta todos querían saber el por qué de mi cambio, todos querían respuestas y me sentí algo cansado de responder siempre lo mismo. Intenté huir pero fue casi inútil, tuve que afrontar, es parte del trabajo de quienes logran re inventarse a si mismos, es como un eterno desafío que pone a prueba tu verdadero cambio. Justificar. A lo lejos observé a varios a los que me llamaba la atención cómo la vida los había dirigido a un presente que nunca sospeché, algunos muy inteligentes en el colegio que quizá tenían trazado un futuro lleno de éxitos estaban sumidos en la más noble normalidad sin esos éxitos que en un momento creí que sucederían mientras que otros, que no habían pasado sin pena ni gloria disfrutaban de una vida lleva de triunfos personales que de cierta forma me identificaban. Sin darme cuenta de pronto casi todos ya se habían ido, me quedé solo con la dueña de la casa. Había tenido un romance con ella en el colegio pero eso en ese momento no significaba nada, nos llevábamos bien, yo la admiraba mucho por su gran inteligencia y ella parecía hacer lo mismo por mi “talento” artístico que yo siempre cuestionaba. Ya era tarde y sin saber por qué yo seguía ahí sin irme, aproveché de ayudar a limpiar y ordenar un poco el lugar. Nos sentamos a conversar un rato. Algunos silencios eran algo incomodos, comencé a darme cuenta que ya debía irme. 


@Andreas_von

jueves, 28 de junio de 2012

La sonrisa del universo.


¿De donde nace todo?
Aquella ínfima belleza creadora.
¿El átomo conoce su propósito?
La naturaleza juega a nacer y morir las veces que quiera
Mientras nosotros asustados y egoístas
Queremos todo ahora por miedo a perder nuestra propia naturaleza.
¿Acaso no podemos ser como el átomo que sin desear ser otra cosa
Simplemente forma parte sin saber quizás de su vital trascendencia?
¿Qué muerte puede sacudirnos tanto como no encontrar la felicidad?
¿Qué puede ser más inmortal que no haber nacido nunca pero haber muerto tantas veces?
A la luz de la vela le envidio no su luz, sino su la oscuridad que logra tocar.
Podemos cantar y bailar a oscuras,
No necesitamos más ojos que estos,
Ni palabras o idiomas que busquen verdades.
El silencio no tiene nada que ganar ni nada que perder.
En su paz misteriosa nace todo,
La belleza del átomo que existe para nacer y morir,
Porque su energía generosa va saltando de forma en forma
Para llegar finalmente a la sonrisa de la vida
Que regala espíritu al universo. 


@Andreas_von



Viaje iniciático Parte 2. Desierto de Atacama.









Desierto de Atacama. Febrero de 2011. 


El viaje recién comenzaba, mi idea original era cruzar el paso los libertadores y comenzar por Argentina  para llegar a mi destino final que era el Salar de Oyuni en Bolivia del que tantas maravillas me habían contado y que hice mi destino final debido a la belleza de las fotos que había visto previamente. Pero no fue así, el día antes de comenzar mi viaje un temblor obstaculizó el paso los libertadores y tuve que decidir ese mismo día cambiar de ruta y hacerlo a la inversa, partir por el norte de Chile y cruzar al Perú. Finalmente estas vueltas del destino me indicaban que nada estaba en mi control y que ese mismo destino se iría escribiendo de forma mágica para mi. 
Siempre había querido cruzar el desierto, claro que esto fue en bus que es lo "ideal" porque a pie es prácticamente imposible. Pero mientras lo veía con mis ojos no paraba de preguntarme qué mensaje tenía para mí durante el viaje el estar cruzando tanta tierra seca. Finalmente llegaba siempre a lo mismo, el ego. ¿qué tiene que ver el ego con el desierto? mucho pues. Me imagine caminando en medio del desierto y eso representa nuestro "todo", el infinito que hay dentro nuestro y sobre este desierto camina el Yo, aquella construcción que cree saberlo todo caminando sin rumbo. ¿qué soy en medio de todo este infinito? justamente eso, Todo ese infinito. Muchas veces caminamos en nuestra vida por un desierto que no conocemos y ese desierto no es más que nosotros mismos que no hemos sido capaces de recorrer, cruzar, o simplemente contemplar, y ahí es donde muchos se han perdido sin saber quienes son realmente. Cruzar el desierto me hizo pensar eso. Si no cruzas tu propio desierto, morirás de sed de "ser tú mismo". 


Dejo un par de tuis con la palabra "desierto": 



"Mi poesía salva la hoja blanca de una pálida muerte, son mis letras bellos jardines en medio de un desierto insensible".

"...Fue tan generoso que al encontrar un poco de agua en el desierto, la echó a la primera flor que encontró en el camino".

"Nos encontramos, somos el viento que recorre el desierto esparciendo semillas, las nubes nos siguen".


@Andreas_von


miércoles, 27 de junio de 2012

Viaje iniciático Parte 1. Iquique.


Iquique. Febrero de 2011. 


Primera parada del que sería mi primer viaje inicíatico rumbo a Perú, Bolivia y Argentina. Me faltaban por lo menos 8 horas de espera para el próximo bus rumbo a Arica y así cruzar a Tacna. No me quedó más que caminar junto a la compañera inseparable, la cámara. Ahí, por las calles del centro de Iquique me encuentro con este solitario lustrador de zapatos. Dejo aquí algunos de mis aforismos que ésta foto me inspira;




"No es la soledad la que hace mal, sino la mala compañía".

"Cuando amar da miedo la soledad se vuelve tu compañera".

"Por miedo a la soledad algunos aman para que los amen, mientras que otros valientes aman en pleno anonimato".

"Ninguna soledad es en vano, todas nos enseñan nuestro valor interior".


@Andreas_von

Más fotos de Iquique:









lunes, 25 de junio de 2012

Viaje Iniciático Parte 5. Isla Taquile, Lago Titicaca, Perú.


Febrero de 2011. 

Quise viajar por algunos países de Sudamérica con un propósito iniciático, es decir, encontrarme durante el viaje. No fue fácil y yo lo tenía claro, desde el primer día todo fue un duro reto tanto físico, mental pero sobre todo, espiritual. Hace más de un año que llevaba una maravillosa búsqueda y estudios teológicos y toda una vida de caminos espirituales recorridos que avalaban de cierta forma este viaje que intentaba llegar más profundo. En fin, durante este viaje que enriqueció mi vida y de cierta forma le dio un antes y un después comenzó a enseñarme cosas que hasta ese momento desconocía y nunca había vivido, una de esas fue el chamanismo que tan lejos lo tenía en mis conocimientos y debo confesar que incluso me sentía completamente escéptico, pero en ésta isla fue donde tuve mi primer encuentro chamánico sólo como espectador porque admito que el primer golpe visual del actuar de un chaman es fuerte y hasta cierto punto, desagradable. 
Mientras recorría parte de esta isla buscando algún lugar sagrado para tomar algunas fotos sorpresivamente me encontré con toda una fila de lugareños que subían hacia la montaña de la isla cada uno con una planta en la mano. Me llamó la atención y pregunté a una de las damas que subían en el grupo (Foto 3), me contestó que era el día de un ritual y que subían a festejarlo. Luego de subir lentamente para evitar "apunarme" (Malestar causado por la altura y la falta de oxígeno) llegué al lugar del evento liderado por un chaman (Foto 5). El ritual tenía que ver a simple vista con "el dejar los problemas y dolores enterrados en la tierra" y sobre ellos plantar un árbol, planta o flor. Habían niños, mujeres y ancianos, todos por igual participaban de este ritual que hasta el momento yo sólo podía entender como un acto físico pero desconocía el verdadero significado que eso representaba para la mente humana. En ese lugar abierto casi como el patio de una casa con vista al lago todos cantaban y luego hacían un hoyo en la tierra para luego plantar lo que querían ofrecer. Luego de terminado el evento me acerqué al chaman para saludarlo. Lamento mucho no recordar su nombre porque debo reconocer que era un nombre complicadísimo y hasta hoy no he podido traer de vuelta a mi mente. Lo seguí hasta el patio de una casa cercana donde se sentó, sacó un puñado de hojas de coca de un bolsito pequeño y lo lanzó a una mesa de madera. Me dijo; "A donde vas no importa, sino el camino que estás recorriendo". Sin haberle hecho pregunta alguna el me dice esto y yo atónito sólo asentí con la mirada, casi me desnudó el alma y me sentí de cierta forma indefenso ante su claridad frente a mi. Una fila de gente lo esperaba quizá para consultarle cosas, yo no sabía bien pero el accedió a hablar un par de minutos conmigo. Yo, conociéndome con la curiosidad que me caracteriza sólo me atreví a preguntarle una cosa ya que sentí presión por salir de ahí ya que las miradas de la gente se depositaban en mí. ¿Por qué ayuda a la gente usted? le pregunte. El mientras masticaba coca me respondió algo que me quedó tatuado en la mente: "¿Debo tener razón para ayudar a alguien que lo necesita?". Claramente me conmovió su respuesta. Le estire mi mano, me dio la suya. Sonreímos y salí de ahí casi como si hubiese estado en alguna consulta con un psicólogo milenario. Aun quedaba mucho mas por recorrer y aprender, estaba lejos de Chile, y tenía Bolivia y Argentina por delante. 

@Andreas_von

Foto 1.
Rumbo a la isla Taquile.

Foto 2.
Desembarco en la isla.

Foto 3.
Foto 4.

Foto 5. 


Foto 6. 


Foto 7.







































Datos personales