viernes, 31 de agosto de 2012

Luna de ojos claros.

Navego en las claras aguas lunares,
La luz de tus ojos
Es brújula de mi corazón.
Donde sea que te busque rubia infinita,
Siempre te encuentro cuando
Agradezco tu existencia.
Canto y bailo a la luna
y a la luz de tus ojos claros.
Esta noche, todas las estrellas
Descansan en nuestro abrazo.

La seducción de tu silencio habla todas las lenguas del amor.
Agradezco todas las luces,
Agradezco tus ojos donde la luna
Descansa en el significado de nuestra paz.





@Andreas_von







martes, 28 de agosto de 2012

Luna negra.


Ennegrecida luna,
Tu lado oscuro quiebra mi noche,
Extraño la niebla como velo que jugaba a esconderte.
Tu ausencia silencia mis lobos, 
Y me baña de frío.
Ahí estás a pesar de no verte,
Ni el agua del mar te refleja,
Eres invisible a los designios de tu propia belleza.
El sol ignora y lamenta su luz que no te toca.
Tanta estrella junta no podrá jamás contra tus ojos infinitos.
Allí, no se donde, en alguna parte del universo,
La luz de la verdad descansa recostada en tus labios.
Ennegrecida luna,
Tu lado oscuro quiebra mi noche,
Ahora la niebla me esconde para dormir en un silencio escondido.

@Andreas_von


lunes, 27 de agosto de 2012

Gratitud en el Valle del Elqui.


Cuando agradecemos incluso antes de pedir nos es concebido lo que deseamos y entendemos que la gratitud es un estado de verdadera existencia, de maravilla, de SER. Esa noche después de haber viajado desde Santiago hacia el norte de Chile por el interior todo era gratitud por estar ahí en medio de tanta belleza y hacer lo que amo hacer, viajar, fotografiar, deleitarme con lo que no ven los ojos sino con lo que el alma puede sentir y expandir hacia los demás. Después de ver durante dos días de recorrido la cordillera nevada y todo un horizonte de planicies y desierto me esperaba la luna y sus estrellas para pedirme una fotografía en pleno Valle del Elqui. Ser fotógrafo es ser amigo de la luz y quizá por eso este trabajo es en cierta forma un trabajo espiritual, así lo he comenzado a sentir hace un buen tiempo y así es como quiero que sea siempre. No haber aprovechado la luz de la luna para poder tomar esta fotografía habría hecho de este viaje un desperdicio y al ver cómo la luna iluminaba el desierto no me contuve y sentí la maravillosa inspiración de tomar la foto. Una suerte de llamado, de susurro que me dice “Aquí estoy” es lo que finalmente me inspira a vivir de la experiencia e inspirarme a aprovechar una conversación con Dios, con un todo que siempre me dice, “Vive la poesía de existir”, es en ese momento donde me olvido de mi y soy parte de ese todo para comenzar a danzar en un sueño que no dista mucho de la realidad cuando se comienza a agradecer. 







martes, 21 de agosto de 2012

Mi madre y un poema de amor.


Ya no recuerdo cómo se inició nuestra conversación pero mi madre llegó sin aviso aparente al comedor con un libro en las manos explicándome el gran valor histórico y emocional que tenía para ella, el libro se llamaba “Poesía nueva de Chile” que recopilaba una amplia variedad de biografías y poemas de distintos poetas de chile comprendidos entre las décadas del 30 hasta mediados del 60. El libro lo traía con sumo cuidado debido a su gran deterioro, sus amarillas hojas sueltas y frágiles como cascaras de huevo se quebraban poco a poco. Sin empastar unos hilos deprimidos intentaban sujetar una que otra hoja para evitar algún escape de cualquier poema que quisiera darse a la fuga. Al ver el libro me recordó mi infancia porque muy probablemente lo hojee durante alguna tarde de aburrimiento y solía meterme en libros desconocidos, pero quizá sólo miré algunas hojas y nunca le tomé mucha atención hasta hoy, y no hay duda que los libros si saben tener paciencia para llegar cuando los necesitamos.
Mi madre se sentó en la mesa del comedor y puso el libro sobre la mesa con delicadeza, había una mezcla entre profundo respeto y cuidado. En un momento sentí como si aquel libro fuera sagrado para ella, como una biblia o un viejo manuscrito encontrado en las profundidades de alguna cueva misteriosa en medio de un desierto. Ahora recuerdo bien, todo comenzó con una duda mía. Pregunté a mi madre las razones del nombre de su nuevo e-mail “medida imaginaria” que me había llamado tanto la atención. Me encantó por el puro hecho de la palabra “imaginaria” y sobre todo proveniente de mi madre me llenaba aún más de curiosidad. Sentada en el comedor mientras hojeaba delicadamente el libro me explicó que decidió titular su nuevo e-mail con el nombre del poema que más le gusta de la poetiza Chilena Gradys Thein para comunicarse con su pareja. Sin duda un acto lleno de romanticismo como bien ella sabe hacerlo, cercana a los sentimientos y sobre todo – como me he venido dando cuenta – de la poesía. Perdida en quizá en quinientas hojas frágiles y con olor a tiempo guardado mi madre intentaba encontrar el poema que la había cautivado mientras me comentaba que aquel libro debía ser cuidado y ojalá restaurado porque es muy probable que no se encuentren copias debido a la antigüedad, aún así, ya tiene un lugar secreto donde ser guardado y mi madre bien lo sabe. Me senté frente a ella casi embobado por la sutileza con que hojeaba el libro hasta que encontró el poema que ha colmado de magia y belleza el corazón de mi madre, así sin más, comenzó a recitarlo con una diáfana voz y llena de sentimiento, no me quedaba más que cerrar los ojos y oírla deleitándome de un maravilloso poema, poco a poco en las palabras se mezclaba un mensaje para mi que me hablaba sutilmente reafirmando lo que he comenzado a sentir por una mujer;


Medida imaginaria

Estoy en ti, cerca de ti, queriéndote
Con todas las raíces del instinto,
Clara, purificada, aire, herida o llama,
Luz, aire, inmaterial, seguro arrimo.
Vuelta hacia a ti con todas mis vertientes,
Con mis caudales, lecho y curso siempre.
No sé sino quererte, pero es esto
Ir hacia ti, desde ti mismo,
Ir y volver de ti, querer unirme
A todos los lugares que aún ignoro,
A los que logro penetrar a veces
O a aquellos en que siempre me revives.
Porque quererte no es sólo decirte
Así te amo, ni es pertenecerte,
Ni es el querer de tus ojos o tu rostro
Sólo porque son tuyos, porque nadie
Sino tú mismo puedes poseerlos.
Porque quererte es el nacer de nuevo
Junto a tu sueño, es otro descubrirse,
Es revivir por si antes existiera,
Es saber que se vive de tu encuentro.
Porque quererte está por sobre el limite
Inadmisible y terco de la nada.
Y estoy así queriéndote,
Nueva, presente, imaginaria, pura,
Con la pureza ardiente de la selva,
Con la clara expresión del primer río
Que viniera a nacer sobre la tierra.
Así me tienes, no porque te quiera,
Porque el querer tan sólo no lograra
Este reverdecer, esta segura
Y clara desnudez, este entregarte
Gota a gota la fuerza de mi sangre.
Porque el querer tan sólo no lograra
Esta unión absoluta de mí misma,
Este reconstruirme lentamente
Cuando tu brazo mismo me sostiene
Desde los ojos hasta la esperanza.
Y no es extraño este seguir queriéndote
Por sobre la medida imaginaria.
Ni el más, ni el menos, ni el tal vez, ni el  siempre
Hallan cabida en mí, ni yo sabría
Ni el porqué ni hasta cuándo,
Desde siempre ya ves, y para siempre.
Ayer, hoy y mañana. Y no es el tiempo
El que pudiera responder, acaso
El tiempo se inició con tu palabra.
Y no es el poseerse en hondo clima,
Porque lo que tenemos y ofrendamos
En la creencia de lo que tenemos,
Es lo que pueden percibir los ojos,
O la voz, o las manos, o el latido;
Es mucho más que el entregarte el claro
Y obstinado mensaje de mi cuerpo.
Es mucho más de lo que tú consientes
En sentir tuyo, es mucho más que el vértigo,
Y mucho más que esta inconsciente y pura
Avidez de tenerte por tenerme.
Así te amo, así te estoy amando,
Clara expresión de mí, así te entrego
Este mundo que vienes descubriendo,
Esta suprema floración de vida
Que se nutre de ti, que de ti viene
Desde el comienzo mismo de los siglos.

Gradys Thein


domingo, 19 de agosto de 2012

Brotamos en tu ombligo.


Allí, en ese ombligo tuyo
caigo sin tocar fondo.
Estos besos tocan tu piel subterránea.
He querido enredar mis raíces a tu tierra
sin embargo, 
Estos besos aún nos mantienen en la superficie de tu ombligo,
Sin tocar fondo hemos brotado juntos. 

@Andreas_von



lunes, 13 de agosto de 2012

De tus ojos, labios y manos.


Tus ojos con jardines,
Labios como arena mojada,
Manos viajeras y destino,
Si, tus manos pero no tuyas, de lo que tocas.
Labios, rincones tibios de ventana empañada.
Ojos, constelación y mapa oculto.
Tierra explorada pero no por mis pies descalzos.
Tu mirada,
tu mirada,
tu mirada.
Lugar donde enterrar estrellas como semillas
Brotes hacia abajo, de piel y sensibilidad de raíces.
Calor de ausencia recordada.
Tus tres templos de promesa desconocida.
Los jardines de tu piel envidian al guerrero aprendiz del silencio.
Que no sea yo quien grite impaciente
En las afueras de tus jardines
Ni en los pilares de tus templos
Los aullidos de la ausencia
De tus ojos, tus labios y tus manos. 

@Andreas_von


domingo, 12 de agosto de 2012

El derecho a SER.


Conocerme en plenitud es vivir en constante exploración, dar a la curiosidad el espacio necesario para poder satisfacerse y así entender el hermoso derecho a disfrutar de mis emociones o sentimientos, todo aquello que proviene de mí tiene una maravillosa fuente natural que busca el riachuelo más sublime para expresarlo, para fluirlo, para Ser. Esa fuente es el derecho a “saberme y sentirme” sensible, emotivo, compasivo pero sobre todo humano, o sea, imperfecto pero bello en su más amplio sentido.
Si algo hay que ser entonces comienzo antes que todo por no querer ser tantas cosas que son meros adornos, a veces difíciles que no se adhieran a confusas interpretaciones de un falso Yo, y lo que se ES intenta mínimamente expresarse en pequeños trozos de esencia, en un suspiro de tantos respiros, en una gota en medio del océano, pero aún así algo soy y eso lo disfruto y dedico mientras me deslizo por aquel riachuelo llamado vida, en una barca no muy diferente de una pequeña y hermosa hoja hacia un mar que me espera donde al llegar simplemente diré gracias, gracias por estar esperándome porque siempre supe que estarías ahí.
La vida, la gratitud y la dicha.
Gracias. 

@Andreas_von


sábado, 11 de agosto de 2012

Tu ombligo.


No puedo cerrar mis ojos por la bella culpa de tu ombligo,
Pequeña cicatriz que me llama con el ardor de tu fuego.
Inmóvil anidado en tu cuerpo me hipnotiza hacia dentro
Como también me lanza tan lejos dejándome en otro continente.
Tierna piel ayudante de su magia me aprisiona en su apretado nudo,
Y con aromas descontrolados que imagino me tiende trampas sagradas.
No me resisto a mirar una y otra vez tu ombligo,
Como si mis besos que aún no he dado ya se lanzaran piqueros a su vació
Como si fueras profunda de ese espacio carnudo y eterno.
Que golpe me has dado mujer!
Sin tocarme aún, el punto medio de tu cuerpo me pide el silencio.
Son mis ojos los que escuchan un susurro de piel enredada,
Y mis labios contemplan el mar salado por donde escapar hacia tu muelle.
No cerraré mis ojos por tu bella culpa
Porque el norte que buscaba
Está situado en la mitad de tu infinito limite.  

@Andreas_von


viernes, 10 de agosto de 2012

Viaje iniciático , parte 13. Cruce Bolivia - Argentina.


Habiendo logrado llegar a mi principal destino, el Salar de Uyuni, me replantee ese concepto, “destino”. Si bien todos los destinos físicos son importantes creo que muchos de ellos están dentro y el destino físico puede ser simplemente una confirmación. En fin, tanto el destino físico como el destino interior están siempre en movimiento pero estos en particular comenzaban a concretarse y eso era lo que importaba. Ahora comenzaba otro destino, llegar a casa, a Chile con aires nuevos y con nuevas energías, experiencias pero sobre todo, nueva vida. No fue nada de fácil volver, y debo decirlo, fue a ratos, bastante más desagradable que el viaje de ida. En fin, tomé un bus desde Uyuni con rumbo a Villazon, pueblo limítrofe entre Bolivia y Argentina. Ahí comenzaba una aventura que ya de vuelta a casa uno comienza a odiar porque lo ataca a uno el deseo o la ansiedad de querer regresar pronto y sin problemas, y justo ellos comenzaban a hacerse presentes. Subí al bus con mi boleto en la mano. Boleto que debo decir me costó todo el día conseguir porque en esos remotos lugares en medio del altiplano nadie sabe nada, nadie entiende nada y lo que es peor aún, a nadie parece importarle nada. Conseguí mi boleto a duras penas y casi diría yo que colocando cara de pena para que me dieran un asiento en un bus que partía de noche rumbo a Villazon. Ya sentado en mi asiento me fijé que a mi lado iba una mujer norteamericana que cargaba su cámara fotográfica idéntica a la mía, eso fue un buen comienzo para una entretenida charla (Mezcla de ingles con español) entre ambos durante el viaje. Su nombre era Clara y me mostró sus fotos, la mayoría de ellas muy buenas, en una de esas salía yo fotografiando a mis compañeros en el salar. Así mientras nos movíamos saltando como si el bus fuera un jeep en medio de un rally nos entretuvimos intercambiando experiencias fotográficas. En una de las paradas y sin darnos cuenta se subió un tipo borracho que no hacía más que molestar, gritaba y molestaba a los pasajeros, cosa que obviamente tanto a mi como a Clara nos molestó si que tuvimos que cambiarnos de asientos. Así, logramos cada uno poder dormir en medio de los gritos de aquel pobre hombre y entre los saltos de un camino que parecía que iba directo al centro de la tierra. Si le ocurría algo al bus simplemente quedaríamos varados en medio de una oscura nada, admito que oré para que ello no ocurriera antes de lograr quedarme dormido para dejar a la suerte del destino que ocurriera lo que tenía a que ocurrir. Entre saltos y saltos no fue difícil no despertarme y verme en medio de un pueblo perdido donde subía algún pasajero. En uno de esos pueblos en medio de la nada Clara me pidió que por favor cuidara sus cosas porque quería bajar a pedir un baño en alguna casa en medio de la noche, por un rato pensé “Esta mujer está loca”, no me quedó más que quedarme sentado y cuidar sus pertenencias hasta que el bus – con ella o no- partiera. Por suerte ella volvió cuando estábamos por partir y me contó que la trataron de maravilla, incluso le regalaron cosas para comer. Bueno, he ahí la suerte de los valientes dije para mis adentros. Después de varias horas más de viaje durante la noche llegamos a Villazon, el problema es que antes de salir nos habían dicho que llegaríamos a las 8 de la mañana y no a las 4. Llovía a mares y no había nada abierto donde hospedarnos si que frente a la desesperación de encontrar algún refugio fuimos tocando timbres de puerta en puerta. Se nos unió una muchacha rusa (No recuerdo su nombre) que también andaba – bastante más lejos de casa – vacacionando y conociendo remotos lugares. Así, los tres mojados hasta los tuétanos íbamos de calle en calle buscando sin éxito donde pasar la noche. Finalmente casi derrotados por el cansancio y a punto de colocarnos bajo algún rincón callejero a dormir encontramos un hostal que nos ofreció una habitación con una sola cama para los tres, ya no era hora para andar con exquisiteces y aceptamos sin problemas. Subimos y bueno, no era el hotel Marriot obviamente pero frente a la necesidad el tirarnos los tres desconocidos a una cama después de semejante viaje todo daba igual. Feliz dormí acurrucado entre una mujer de la comunista ex unión soviética y una mujer representante del capitalismo e idiotez colonizadora mundial, y yo, un simple chileno entre ambas, eso no se cuenta dos veces y dormí bastante bien. Fue un sueño que nunca tuve pero que llegó a mi realidad para cumplirse, extraño e incómodo, pero realidad al fin y al cabo. Sólo dormimos, en caso que alguno de ustedes ya estén imaginando otras cosas. 
Al despertar por la mañana la chica rusa ya se había ido, yo seguía en cama mientras al parecer Clara estaba en el baño que estaba fuera de la habitación. Arreglamos las cosas y decidimos cruzar la frontera juntos. Caminamos un buen tramo por una larga calle llena de locales para cambiar monedas y locales de venta de ropa al por mayor. Al llegar a la aduana hicimos los tramites pertinentes y cruzamos sin problemas. De cierta forma cruzar a Argentina me hizo sentir un poco más tranquilo porque ya había estado ahí y porque gozo de una buena amistad con muchos colegas con quienes trabajé varios años en televisión, si que le tengo un cariño especial a Argentina. En plena aduana se presentó una situación especial y que nunca comprendí del todo bien. Sobre la aduana en una suerte de rampla corrían personas de un lado para el otro cargando grandes sacos como si estuvieran llevando o trayendo de vuelta cosas desde la aduana. Conociendo mi curiosidad y mis ganas de fotografiar eso que tanto captó mi atención me acerqué subiendo la tierra para lograr a la altura de la reja que separaba a esta gente que corría de una lado para el otro. Un guardia me advirtió que no me acercara pero bueno, cuando uno cree encontrar una buena foto no hace caso a advertencias si que lo ignoré y subí. Parecían animales corriendo asustados y cargando mucho peso, comencé a fotografiar y en ese momento entendí por qué el guardia me había advertido no acercarme. Resulta que a esa gente no les gusta ser fotografiados y recibí varios insultos y lo peor, varios escupitajos. Finalmente tome igual las fotos y bajé contento donde Clara que me esperaba con algo de risa. Caminamos mucho con nuestras pesadas mochilas hasta el primer pueblo Argentino llamado La Quiaca, allí almorzamos en un sucucho donde nos atendieron como suelen hacerlo los argentinos, de maravilla. Tomamos un bus que nos llevaría directo hasta Jujuy y eso por lo menos eran varias horas de más viaje. El paisaje comenzaba a cambiar drásticamente, dejábamos atrás un desorden típico y hermoso de los pueblos andinos para comenzar a presenciar la variedad de colores de un camino que me sorprendía con gigantescas montañas de colores rojo, naranjo y amarillo al pasar por Humahuaca. El sentimiento de retorno era agradable, finalmente recordaba que en un principio quise viajar solo para estar solo pero difícilmente se dio así, estuve siempre acompañado de gente que ayudaba de una u otra forma y sin duda en viajes como estos siempre se necesita de alguna ayuda. Al pasar al pueblo de Humahuaca para recoger nuevos pasajeros el bus tuvo un desperfecto y nos quedamos botados en medio de una calle típica del sector, muy colonial con adoquines y casas con murallas de adobe, el calor era espantoso y todos bajamos del bus para sentarnos en la calle a esperar. Justo ahí había un local con internet donde pude enviar aviso a mi madre de donde me encontraba y pude respaldar mis fotografías que eran lo más preciado, no hay dolor más grande para un fotógrafo que perder sus fotografías, o peor aún, su cámara. Pasaba el tiempo y el bus seguía malo, el dueño del local de internet estaba feliz, creo que nunca tuvo tantos clientes en su vida. En fin, el bus logró partir y seguimos el viaje hasta Jujuy donde bajamos en el terminal y tomamos un taxi rumbo a un hostel que nos habían recomendado. Al llegar al hostel lo primero que hice fue darme una buena ducha que no había tomado hace por lo menos tres días, no quiero ni recordar lo sucio y hediondo que estaba. Al llegar la noche junto a Clara compartimos con los otros inquilinos mochileros en la cocina haciendo pizzas, créanme que me comí como tres, el hambre era descomunal. Al día siguiente nos esperaba recorrer Jujuy pero antes al fin después de varios días me tocaba dormir en una cama solo para mí.  

@Andreas_von















jueves, 9 de agosto de 2012

Pruebas psico fotográficas Parte 2.




Suele ocurrir que cuando deseamos ser fotografiados tenemos (A veces) clara la postura, el ángulo y lo que queremos transmitir. Pero muchas de esas veces todo es muy manipulado y frío, carente de contacto entre el fotógrafo y el sujeto. He querido intentar probar distintas técnicas psico terapéuticas para poder romper la barrera o las resistencias que hay tanto en el sujeto o en el fotógrafo al momento de tomar una fotografía, y de ese modo poder llegar a lo más autentico para fotografiar, no simplemente sonreír o "hacer como que estoy feliz", intentando inútilmente traer a nuestro rostro o cuerpo una emoción forzada. Así, de manera más intima y con un trabajo interior entre el sujeto y yo logramos llegar a un estado de autenticidad que se refleja en la foto.

Aqui, he fotografiado a una querida amiga que no veía hace más de 10 años con quien después de un divertido ejercicio de imaginería logramos romper barreras y resistencias propias del ego y el tiempo logrando esta hermosa fotografía.



lunes, 6 de agosto de 2012

Destellos inesperados


De cierta forma siempre lo supe, simplemente que mi gata lo confirmó cuando la saludó tan afectuosamente sin haberla conocido antes. Mi gata suele no ser muy cordial con las visitas, menos si son mujeres, siempre ha sido tremendamente celosa al nivel de romper carteras o bolsos. Pero al ver como mi gata la buscaba para acurrucarse en ella me confirmaba lo que yo intentaba aseverar una y otra vez, ese sentimiento misterioso que nos rondaba a ambos, ese “algo” que nos mantenía atentos, con ganas de conocernos con la extraña idea quizás de que ya nos conocíamos, o quizás algo tan simple como que ambos nos gustamos tanto que hemos decidido vivirlo de esta manera misteriosa, carente de palabras y exageradamente bella en miradas eternas y en presencia de un silencio cálido, cómodo, hermoso.
No se bien cómo plantear lo que estoy tratando de escribir ahora, y debe ser porque primera vez que escribo sobre algo que de cierta forma ha sobrepasado mis expectativas o paradigmas sentimentales este ultimo tiempo. Debo admitir que ya ha sido un buen tiempo en que he decidido estar solo y no amar a una mujer, hace poco más de un año tuve un intento maravilloso que terminó en la lejanía, a miles de kilómetros de aquí. Pero, ¿Qué hacer cuando su mirada atraviesa todas mis fortalezas, escudos y defensas colocando mi alma desnuda frente ella? ¿Qué hacer cuando el tiempo parece detenerse y el mundo desaparecer cuando estamos juntos? ¿Qué hacer después de esos eternos abrazos que nos damos al vernos y al despedirnos?. Quizá no hacer nada y dejarse llevar por lo que se siente, no darle tanto protagonismo a las dudas provenientes de la mente y callarlas de una buena vez y dejar que el corazón hable, tranquilo y sereno como suele hacerlo dándonos respuestas que nos conducen a la tal anhelada felicidad.
Después de juntarnos en la calle y haber caminado un poco por el barrio fuimos a mi departamento, nos sentamos en el sofá y hablamos de nosotros, de nuestros procesos interiores y de lo importante que es llegar a ser uno mismo. Poco a poco nos hemos ido confesando profundas verdades, miedos, alegrías, certezas e inseguridades. Ella en una búsqueda interior que determinará gran parte de su identidad y su futuro, yo por mi parte hace ya un buen tiempo he comenzado un camino interior del que estoy feliz, pero que aún sigue en un bello proceso. Nos hemos tocado pocas veces, un par de días antes me arriesgué a tomar sus manos transpiradas, irónicamente las mías suelen estar muy secas, al hacerlo imaginé que si ambas manos estaban juntas podían llegar a un equilibrio, a una equidad que manifestara lo que quizá deseamos ambos, estar más cerca. Los abrazos han sido el transporte ideal hacia otros mundos, a lo más profundo de nosotros al igual que las largas y cómplices miradas. ¿Cómplices de qué? Creemos no saberlo, pero bien lo sabemos y mejor aún lo sentimos, quizás tememos pronunciar el nombre, un nombre que por ser tan pronto no queremos identificar pero que lo sabemos bastante bien. Me parece que hay un profundo respeto por el cuerpo del otro, debo admitir que a veces fui temeroso de que ella se me acercara más de la cuenta por miedo, un miedo ridículo a las rubias de ojos claros que hoy logré confesarle después de que meditáramos juntos a pedido de ella. Nos sentamos en el suelo y meditamos unos minutos. Al despertar sentí la necesidad de tenerla más cerca si que poco a poco me fui acercando, ella lo notó y se acomodó conmigo hasta terminar ambos abrazados en el suelo rodeando nuestras piernas en la cintura del otro. Sentía su pecho, dentro su palpitar era fuerte pero iba a destiempo con el mío, poco a poco ambos abrazados fuimos calmando nuestro palpitar para terminar respirando a la par, así llegamos a un momento de paz maravillosa, ahí olvidé todo, sólo sentía que yo no era yo y ella no era ella, al fin sentía lo que era estar fundido con alguien a un nivel en que nuestros pechos palpitaran al mismo tiempo, me perdí en ese abrazo, quizá ella también, eso espero. Al separarnos casi rozamos nuestros rostros llegando suavemente y muy cerca de nuestros labios, quizás inconscientemente deseábamos un beso que no sucedió. Fue tan sutil que ninguno de los dos dijo nada quizá creyendo que el otro no lo había notado, pero existió el deseo y no fue el momento, quizá más adelante, no lo sabemos, pero fue bello disfrutar de una fracción de segundo donde no eres dueño de ti ni tus reacciones, sino que estás a merced de lo que se siente y eso por lo menos para mi, tiene sentido siempre. Nos quedamos un largo rato mirándonos como solemos hacerlo tan gratamente, me perdí a ratos en sus labios, atrayentes con sus formas sutiles, grueso el inferior que invita, delicado y recatado el superior, ambos una mezcla perfecta que robó mi atención por un momento en donde quizá inconscientemente yo sólo deseaba perderme nuevamente en otra expresión más de nosotros, ahí en ese silencio que parece decirnos tanto, sin necesidad de decir algo parece como si ya lo supiéramos todo. Luego de eso nos confesamos más cosas y sin duda la meditación nos sirvió para eso, para lograr un estado de honestidad más avanzada aún. Al fin logré expresarle cuanto me gusta y mi profundo miedo a amar como antes, de forma egoísta, sin el respeto por la libertad del otro pero sobre todo entendiendo que amar no es llenar nuestros vacíos con el otro, vacíos que no hemos sabido llenar con nosotros mismos. Le expliqué que más allá de intentar dar con un entendimiento racional y frío de lo que siento no quiero y no estoy dispuesto a amar para poseer, porque quien esté frente a mi es quien me enseña que lo que vivimos no es nuestro, sino un resultado de una unión que no es de nadie, sino de una belleza que no debe ser comprendida con la cabeza sino disfrutada y agradecida con el corazón, con el alma. Por su parte me confesó abiertamente que yo también le gusto, aún así para ella es importante conocernos y disfrutar de lo que nos pasa. Intenté explicarle lo que sentí mientras meditaba y cómo me concentré en ella, no fue mucho tiempo de meditación pero fue suficiente como para llegar a un trance maravilloso que nos permitió acercarnos en todo ámbito, terminando en el suelo enredados, abrazados, quizá con deseos de más pero lo que teníamos ya era suficiente y hermoso.
Seguimos sin entender que nos pasa, pero lo que vivimos lo hemos disfrutado y eso es lo que importa. Me pidió un vaso de agua y ambos bebimos de vasos distintos. Le pregunté si quería llevarse su pañuelo que gentilmente me había prestado un par de días antes y me dijo que no, que lo dejaría conmigo nuevamente, cosa que obviamente me agradó saber, ambos sabemos que eso significa que nos veremos nuevamente, ¿Cuándo? No lo sabemos. La invitación ya está hecha, los deseos de vernos también. En estado de trance aún por la meditación la acompañe al metro, el abrazo fue eterno como han sido siempre, sentí su corazón palpitar fuerte y el mío también, nuevamente latían a la par, nos despedimos deseándonos lo mejor ya que no nos veríamos por lo menos en más de un mes, ella viaja lejos, a otro país, a las Europas. Nuestras manos no querían soltarse mientras nos despedíamos, al fin sus manos húmedas y mis manos secas estaban juntas intentando no soltarnos, no había nada que comprender, nuestras manos en esos segundos lo dijeron todo. 

Al llegar a casa vi los vasos con agua, ahí permanecen juntos hasta el día de hoy.

@Andreas_von


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