Ayer después de una maravillosa meditación me surgió esta historia en mi interior, la comparto con ustedes y luego su posterior análisis y reflexión.
La cima de la montaña no es la montaña.
Después de limpiar durante toda la mañana el templo el
discípulo fue donde su maestro que alimentaba al gato para preguntarle.
“Maestro, ¿Ahora qué haremos?”
“Meditar” – Respondió.
“¡Que bien, al fin meditaremos!”. – responde entusiasmado el
discípulo como si estuviera esperando este momento por mucho tiempo.
El maestro lentamente comienza a caminar hacia la salida del
templo y el discípulo extrañado lo sigue. Caminan por las calles hasta cruzar
el pueblo, luego se adentran al frondoso y colorido bosque de bambús. Mientras
caminan el discípulo no paraba de preguntarse porqué el maestro había decidido
caminar si podrían haber meditado en el templo. Después de horas de caminata
llegan hasta la falda de una montaña donde el maestro se detuvo. Miró feliz el
paisaje, suspiró y comenzó a caminar hacia la cima. A sus espaldas el discípulo
cansado de caminar y con mucha sed seguía sin entender. Sin querer perder de
vista a su maestro apuró el paso.
Al llegar a la cima el maestro contempla el maravilloso
paisaje, contento se sienta a meditar. El discípulo al ver que su maestro ya ha
comenzado se sienta a su lado para iniciar su meditación. Al cabo de un minuto
el maestro se levanta y camina de regreso cuesta abajo. Sin entender el
discípulo se pone de pie y corre hasta su maestro para preguntarle;
“Maestro; ¿Ya meditamos?”
Tranquilo y sereno el
maestro contesta – “Yo si, medité
mientras caminábamos hasta acá. ¿Tú no?”.
A veces creemos que aquello que nos brindará gran
satisfacción en la vida debe costar mucho esfuerzo o simplemente creemos que
las cosas tienen una sola forma de realizarse para lograr los resultados que
queremos o los resultados que los demás obtienen de una forma determinada, pero
no es así. Cada uno debe encontrar la manera de llegar a la formula que más le
acomode para lograr entender y aprender de si mismos. La cima de la montaña así
como nuestros objetivos están proyectados en la mente de una forma en común a
través de la realización de estos objetivos por parte de otros, pero no
necesariamente debe ser “esa” forma la que nos determine. Para el maestro
meditar era salir a encontrarse consigo mismo fuera de su lugar habitual, pero
el discípulo concentrado en la forma perdió el objetivo de la meditación creyendo
que sentarse a meditar era meditar.
Así nuestra mente nos traiciona haciéndonos creer que la
forma de hacer o conseguir algo de la misma manera que los demás es la correcta
sin darnos cuenta que en la vida todo debe ser de nuestra propia y única forma
de vivirlo.
Encontrar el camino para realizarnos no es lo difícil sino caminarlo.
Gracias por este aporte, me ayudó mucho! desde hace tiempo he intentado sin mucho éxito meditar, aplicando las técnicas convencionalmente conocidas, esto me permite reflexionar que quizá deba encontrar otra técnica más acorde para mí, hacerlo a mi manera. Continúa brindando luz! abrazos
ResponderEliminarEn la meditación nada es un error, por lo tanto todo lo que has hecho es un avance. Es importante no negarse la experiencia, así nos hacemos conocedores de un poco de sabiduría que es nuestra. En mi caso he pasado por muchas disciplinas pero lo importante es que todo el camino recorrido no ha sido en vano, todo ha dado como resultado lo que hoy puedo disfrutar y lo mejor de todo es que eso recién es el comienzo. Lo importante es no detenerse, ir al ritmo natural de uno mismo y siempre con profunda convicción de que lo que buscas ya lo tienes, simplemente debes aceptar que la experiencia te lo traerá a la vida. Gracias por visitar. Un abrazo de mi alma a tu alma!
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