Gracias madre mía.
Nada es casual,
menos la blanca y misteriosa elección de un hijo,
o que un hijo vestido de espíritu te elija como puente
ceremonial.
Los años pasan encontrándonos cada día distintos,
La piel eterna del tiempo nos acompaña,
Y así siempre nos seguimos encontrando maravillas como magos
sin rostro.
Eres un poco de mi como yo un poco de ti,
pero no somos totalidad del otro.
Lo que me has enseñado se diluye agradecido en mi sangre
Para dar paso a lo que todo hijo aprende de si mismo.
Eres una maestra eterna,
heredera de sus experiencias,
abismo de fortaleza,
universo de verdad sin nombres.
Nos elegimos mutuamente para encontrar caminos,
Para ganar el presente más cercano,
Para gastar alegremente lo efímero de este paso vital lleno
de colores.
Toma mi gratitud hacia la vida como la fiesta de nuestro
encuentro,
Mi locura es el espejo inverso de tu cordura,
Tu locura es la alegría que me sostiene a veces cuerdo.
La vida es una improvisación misteriosa
Tú y yo hemos pintado de colores innombrables una vida de
toreros,
Jugamos con una capa roja a hacernos la vida verdadera.
Gracias por llamarme para ser hijo,
Cuando te escuché a lo lejos elegí tu voz virgen para
habitar tu cuerpo,
Y ahora cerca tu voz es el arpa melodiosa de un sueño real
hecho de huesos luminosos.
Soy hijo, eterno como tú, madre eterna.
No hay ni habrá tiempos que separen al universo que nos
unió,
Porque en cada respiro que damos hay un aire que nos
corresponde.
La vida que ambos nos hemos regalado y ofrendado.
¡Gracias madre mía!.
@Andreas_von
No hay comentarios:
Publicar un comentario