Mientras caminaba por el bosque con esa maravillosa
sensación de bienestar y plenitud, dando cada paso con la más absoluta gratitud
y observando la danza de las hojas con el viento me encontré frente a frente
con un monje que caminaba en sentido contrario balbuceando sus mantras. Al
encontrarnos él hizo una sutil reverencia a la que contesté de la misma forma.
Detenidos ambos uno frente al otro mientras las hojas caían nos miramos
fijamente a los ojos y sin decir palabra alguna sus ojos reflejaron mi sonrisa
y en la profundidad de su mirada vi la sonrisa del bosque que festejaba el
encuentro de dos maestros que jamás volverían a encontrarse pero
que en ese momento habían encontrado un templo en medio del bosque; esa paz de
la humanidad en medio de la naturaleza latiendo en dos corazones.
@Andreas_von
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