Insistiendo con mi curiosidad de dar con respuestas que no
he podido encontrar en mí porque simplemente están en quienes me anteceden, es
decir, en mi árbol genealógico pregunté a mi madre algo que llevaba tiempo sin
saber y que me surgió mientras estuve sentado en una librería conversando con
su dueño sobre la maravillosa sensación de compañía que me genera estar rodeado
de libros, pero sobre todo de mi profunda amistad desde pequeño con la poesía.
¿Por qué crees tú que me gusta tanto estar en una librería,
por qué crees tú que amo tanto la poesía, de donde viene esta pasión que por
más que busco en mi infancia no encuentro respuesta? ¿Será que hay algo en ti
relacionado a esto? Mi padre no lo tiene hasta donde yo se, por lo tanto creo
que tiene que ver contigo. Recuerdo que de chico entré a varias librerías con
mi abuela pero nunca fui criado en un ambiente intelectual ni menos literario.
¿qué crees tú?. -Pregunté a mi madre.
Había dado en el clavo, según ella, cuando cursaba primero
medio en el liceo en el año 1974 conoció a una compañera con quien hizo una
hermosa amistad, esta amiga era apasionada por la poesía y la literatura,
escribía poemas y era muy estudiosa. Hija de un hombre muy mayor que tenía una
casa antigua y un estudio donde mi madre solía verlo sentado leyendo todo el
día en medio de paredes llenas de libros. Mi madre y su amiga solían estudiar
juntas, escribir y recitar poemas en esa casa gigante con grandes habitaciones.
Muy contenta mi madre me relataba que su amiga una vez le escribió y dedicó un
poema que hasta el día de hoy aun mantiene guardado, un tesoro de aquellos años
donde sin duda una semilla poética quedó plantada en mi madre pero que no brotó
en ella sino en mí.
Tengo certeza – porque lo he vivido y porque estudios psicogenealógicos
los demuestran – que muchos padres que no logran cumplir sus anhelos
inconscientemente los dejan plantados en sus hijos para que estos – quieran o
no- los cumplan. En este caso y por la utilidad del relato de mi madre siento
que es la respuesta que necesitaba para cerrar nuevamente un capítulo más que
define de cierta forma mi vida, mi construcción interior. Tengo claro que
muchas de las cosas que heredamos de nuestros padres no son del todo positivas,
muchas pueden ser enfermedades, neurosis o deseos ególatras de que sus hijos
sigan con tradiciones tanto profesionales como espirituales que no hacen más
que robar la autenticidad de un hijo. Pero también existen herencias bellas y
útiles – como en este caso – que no hacen más que embellecer un camino vital
que construye una vida desde lo más precioso que pueda dar tanto para si misma
como para el mundo, la poesía.
A ojos cerrados de mis rincones
Una llama habita mi laberinto de frondosos árboles.
En tierras que no son mías
Camino las sendas de raíces que florecen bajo tierra.
Los espejos no muestran nada si no nos conocemos
Sino reflejos de carne y huesos sedientos de verdad.
Por más lejos que camine en este planeta
El universo sigue donde mismo
Y mis rincones seguirán oscuros
Si no me atrevo a abrir los ojos de mi consciencia.
@Andreas_von
Qué genial la respuesta a la pregunta!!... qué bonito encontrar respuestas.. a mi a veces me pasa que no tengo claras ni las preguntas! jaja... aunque se que hay un desorden de cosas dentro de mi.. me cuesta saber qué es lo que necesito saber.. bueno, ya llegarán..
ResponderEliminarHermanita hermosa, las respuestas están simplemente hay que quitar un velo que nos impide verlas, ese es un camino que cada uno deberá hacer y recorrer. Eso es algo que ya sabes. Te amo desde el fondo de mi alma!
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