Como me suele ocurrir el instinto me hizo salir con mi cámara y claro, eso era; protestas y más protestas. Este chileno terco aún se manifiesta como hace 30 años atrás, pareciera ser que protestar fuese una forma de alivio temporal a una insatisfacción mucho más profunda que quizá incluso él mismo desconoce. Algo me dice que la memoria de los reprimidos es bastante especial, y mejor ni hablar de sus neuronas. En fin, tomar fotos en este tipo de eventos me hace intentar comprender al ser humano, sobre todo a este chileno tan setentero y retrógrado. Ser un observador de tanta idiotez no se si me hace sentir lastima por el que protesta o por el que reprime.
Ambos parecen estar tan fuera de si mismos.
Ambos parecen estar tan lejos de la humanidad misma.
@Andreas_von
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