martes, 11 de septiembre de 2012

Pruebas Psico fotográficas Parte 3.


La casa del pasado.

Una casa puede significar muchas cosas y para este caso en particular así era, un conjunto de emociones intensas y energías de todo tipo que en una infancia dejaron huellas imborrables y dolorosas en mi querida amiga. Durante muchos años esta casa formó parte de su vida pero también de muchos de sus dolores y por esa misma razón después de mucho tiempo ella misma evitaba cruzarse con aquel simbólico lugar que siempre tocaba cicatrices y dejaba una sensación que no deseaba ni sentir ni recordar. Así comenzó nuestra sesión psico fotográfica, antes que todo, enfrentándonos al significado en el mismo lugar, en la casa misma. En un principio todo parecía ser un golpe duro de recuerdos y emociones que mientras ella los relataba yo intentaba sutilmente fotografiar y guiarla para desahogarse para poco a poco ir adentrándonos en un entendimiento más profundo de lo que se siente y por qué se siente y así ampliar la consciencia para comenzar poco a poco a sanar esas heridas. El primer paso estaba dado, estar ahí, enfrentar y el resto sería un salto al vacío porque no sabríamos qué pasaría, sus emociones intensas la hacían llorar y recordar cosas que incluso no había recordado desde aquellos años, así después de llorar y sentirse más liberada comenzaban las sorpresas que ninguno de nosotros imaginaba y que sólo se dan en estas maravillosas situaciones. Mientras definíamos la importancia de volver nuevamente al lugar pero junto a su madre y así hacer un acto en conjunto donde la casa y la presencia materna en conjunto harían de ese evento algo muchísimo más sanador un hombre de más de 80 años nos saluda, conversando con el nos percatamos que era vecino de aquellos años de la familia de mi amiga conociendo a los integrantes de la casa y así poco a poco el pasado pretendía comenzar a revelarse sin nuestro dominio y apoyando aún más la necesidad de encontrarnos con él cara a cara. Después de haber conversado unos minutos con el y de darnos cuenta que ese encuentro claramente no era fortuito y que “algo maravilloso” comenzaba a conspirar positivamente en lo que estábamos haciendo una mujer desde dentro de la casa sale al patio y mágicamente nos invita a entrar. Las emociones en ese momento fueron difícil de controlar para mi amiga, cosa que apoyé en decirle que no debía contenerlas y ser honesta con ellas, si había que seguir llorando entonces así debía ser. Entrar a la casa donde vivió su infancia después de tanto años la hizo emocionarse a tal nivel de relatar cada detalle que veía, en ese momento, el pasado interior, en su mente, comenzaba a mezclarse con el presente dando paso a nuevas interpretaciones y sorpresas. Claramente la casa no estaba igual pero aún mantenía muchas cosas de antaño haciéndola recordar detalles y poco a poco adentrarse en el pasado. El piso, las ventanas, la escalera, el balcón de la pieza de su abuela, las habitaciones, la chimenea, tantas cosas que aún permanecían ahí pero también en su memoria hacían que la emoción fuera tan intensa que sus relatos comenzaban poco a poco a tomar protagonismo tanto para mi como para quien mágicamente nos invitó a entrar a la casa. Ahí intenté ser cauto y fotografíar sin interrumpir, su estado interior era más importante que la foto, y de eso se trata la psico fotografía que he creado como terapia, una experiencia más que una bella foto, casi un pretexto para atrevernos a entrar en nosotros mismos y ser honestos con aquello que sentimos. Recorrimos casi la casa por completo, todo era mágico, el recorrido parecía ser irreal y poco a poco me daba cuenta de que cuando nos atrevemos a enfrentarnos a nosotros, a ver nuestras heridas frente a frente eso se ve recompensado por las sincronías y revelaciones que se dan sólo en ese momento haciéndonos entender que lo mágico existe y que es posible sanar siempre cuando queramos y nos dejemos caer en el vacío de nosotros mismos que todo lo llena aunque suene inverosímil o loco. Así después de relatar todo lo que sentía mi querida amiga comenzaba a hacer las paces con un lugar cargado de emociones, pero principalmente la paz comenzaba con ella misma, con el significado que tenía aquel lugar y con toda la carga emocional que traía. Impresionados aún nos despedimos agradecidos de aquella maravillosa mujer que nos invitó a entrar y definimos una nueva visita pero ahora con la presencia de su madre que sin duda hará que el pasado doloroso, la casa y su madre hagan las paces para dejar al fin de cargar cadenas emocionales que no corresponden a nuestro pasado para por fin comenzar a vivir el hoy. 






2 comentarios:

  1. Eternamente agradecida por la experiencia por la situacion vivida.... no tengo muchas palabras aun estoy en reflexion pero lo unico que se es que volvere!!!

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