martes, 28 de mayo de 2013

El camino del guerrero.

Es ahora, en el momento más complejo de mi vida, donde todo pareciera caer, pero no, sube, se alza. En el momento en donde asumido por mis propias acciones soy capaz de mirar frente a frente mi consecuencia, escogí un camino porque soy el camino y ese camino está lleno de mi, de lo que es necesario mantener como lo que es necesario trascender. No es fácil, todo lo contrario, extremadamente difícil, me ha costado caída tras caída, decepción tras decepción, alegría tras alegría y regocijo que supera toda inocua palabra. Aún así, tumbado en el suelo, sucio y desmoralizado soy capaz de meter la mano con elegancia y sutileza a mi bolsillo, sacar un lápiz con forma de semilla, besarlo y plantarlo en la tierra que ha recibido mis costalazos. Las lagrimas de mi llanto se han transformado en la lluvia bendita, porque mientras me palpite el corazón tendré el coraje de escribir en pro de la belleza, porque es cuando más mal estamos cuando es sublime encontrar y dedicar nuestras maravillas más profundas.
Ese es el camino del guerrero, no culpa a nadie, sino que se mira a si mismo, y reconoce, trabaja en si, no por ser guerrero busca la guerra sino todo lo contrario, su propia paz. Mi sable es el lápiz, la hoja, este corazón, el alma y el espíritu.
Aquí, en el suelo tumbado, veo como un lápiz enterrado en la tierra del universo brota luminoso en un poema eterno, morir es ayudar a otros naceres, a otras luces.
Gracias vida por hacérmela difícil, porque no pretendo morir sin antes ver mi huerto lleno de poemas abiertos al sol.
Gracias.


@Andreas_von


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