viernes, 3 de mayo de 2013

Si, Gracias, Adios, Volver.

Caminé con un maestro infalible, la apertura, ir receptivo sin resistencias, completamente entregado a cualquier designio, quizá por un rato delicioso, abandonando el ego. De esos pocos momentos luminosos entendí cuatro conceptos que me han mostrado un camino de magia y belleza. Cada uno iba conmigo en cada paso, en cada pestañeo en medio de la gente. Los miraba a cada uno intentando, quizá, encontrar un poco de esto en ellos y la verdad, deseaba que así fuera. Sin querer parecer narcisista, simplemente era querer compartir bienestar y plenitud con el otro. Eso lo he aprendido durante esos años de peregrinaje interior, de escucha y sobre todo, obediencia conmigo. Si, he tenido muchos maravillosos maestros, y quizá tú has sido uno de ellos, ¿por qué no? si existe sabiduría en todo lo que nos rodea. De ese modo, como siempre, obedeciéndome, me detuve mientras subía las escaleras del metro para salir a la calle y entre las nubes un rayo de sol escapó directo a mis ojos, sentí que me bañaba sutilmente de un silencio conmovedor, y como suele pasarme, esa voz, ese susurro maravilloso me tatuó esas cuatro palabras en el corazón para llevármelas incluso al ataúd, de vuelta de donde vienen, al infinito.
De esa forma decidí caminar lento, mientras la gente me apuraba, me pasaba y sin importarme dejé que cada paso fuera un paso y no un salto, no un desafío ni un apremio, sino un paso, ahí, conmigo. Decidí ir con mis conceptos y llevarlos de la mano como a un niño, como a un hijo. Definí los conceptos en mi lengua dorada y caminé con la disposición a ser parte de esa maravillosa palabra llamada "Si", cuando expresamos la lucha contra la duda, por la aceptación incondicional de la existencia. Supe que un "No" difícilmente podría ser parte de una manifestación universal cuando el universo se crea a mismo en base a puros "Si" expansivos y reformadores. Luego, cada vez más agradado supe lo bueno de llegar a un ilimitado "Gracias" que nos muestra el cese del pedir y el éxtasis de la gratitud constante. Así, cerca ya de casa, llegó a mi el "Adios", ese soltar rápido y certero, sin dudas, que nos describe el abandono de toda posesión y la entrega en paz a la muerte, haciendo de ella el momento más hermoso de la vida. Y por fin, al llegar a casa vislumbré el "Volver" a uno, quizá una reencarnación en el alma, no como castigo sino como medio de progreso. Volver siempre adentro, porque siempre estamos avanzando cuánticamente, pero siempre estamos en nosotros por lo tanto siempre volvemos, es un ir y venir constante.
Acuné esas cuatro palabras en mi y no pude evitar obviamente obedecer el llamado a meditarlas aún más para que quedaran guardadas en lo más superficialmente profundo, mientras medité, al fin, las vi irse, no se donde, pero a pesar de que se hayan ido de mi mente algo más profundo me dice sin palabras que siguen aquí, entre tú y yo.


@Andreas_von


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales