lunes, 6 de mayo de 2013

Milagro.

Una planta que me regaló el conserje porque le supliqué no tirarla a la basura, al parecer había muerto. Con sus tallos resecos la coloqué junto a la ventana y dejé de preocuparme por ella durante unos días. Sin embargo, cada mañana, la regaba, distraído, pensando en otras cosas. De pronto, ayer, no sé por qué milagro, le surgió una hoja. Hoy ya lleva varios brotes más. Me sorprendió tanto que me puse a llorar. 
Comprendí - a pesar de haberlo hecho antes tantas veces y nunca es igual - que el amor es un gran agradecimiento al otro por existir. 
Hoy riego con profunda atención los brotes, como si cada gota de agua fuera un poco de mi, una entrega desinteresada por aportar al brote de una nueva vida.

@Andreas_von


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