martes, 21 de agosto de 2012

Mi madre y un poema de amor.


Ya no recuerdo cómo se inició nuestra conversación pero mi madre llegó sin aviso aparente al comedor con un libro en las manos explicándome el gran valor histórico y emocional que tenía para ella, el libro se llamaba “Poesía nueva de Chile” que recopilaba una amplia variedad de biografías y poemas de distintos poetas de chile comprendidos entre las décadas del 30 hasta mediados del 60. El libro lo traía con sumo cuidado debido a su gran deterioro, sus amarillas hojas sueltas y frágiles como cascaras de huevo se quebraban poco a poco. Sin empastar unos hilos deprimidos intentaban sujetar una que otra hoja para evitar algún escape de cualquier poema que quisiera darse a la fuga. Al ver el libro me recordó mi infancia porque muy probablemente lo hojee durante alguna tarde de aburrimiento y solía meterme en libros desconocidos, pero quizá sólo miré algunas hojas y nunca le tomé mucha atención hasta hoy, y no hay duda que los libros si saben tener paciencia para llegar cuando los necesitamos.
Mi madre se sentó en la mesa del comedor y puso el libro sobre la mesa con delicadeza, había una mezcla entre profundo respeto y cuidado. En un momento sentí como si aquel libro fuera sagrado para ella, como una biblia o un viejo manuscrito encontrado en las profundidades de alguna cueva misteriosa en medio de un desierto. Ahora recuerdo bien, todo comenzó con una duda mía. Pregunté a mi madre las razones del nombre de su nuevo e-mail “medida imaginaria” que me había llamado tanto la atención. Me encantó por el puro hecho de la palabra “imaginaria” y sobre todo proveniente de mi madre me llenaba aún más de curiosidad. Sentada en el comedor mientras hojeaba delicadamente el libro me explicó que decidió titular su nuevo e-mail con el nombre del poema que más le gusta de la poetiza Chilena Gradys Thein para comunicarse con su pareja. Sin duda un acto lleno de romanticismo como bien ella sabe hacerlo, cercana a los sentimientos y sobre todo – como me he venido dando cuenta – de la poesía. Perdida en quizá en quinientas hojas frágiles y con olor a tiempo guardado mi madre intentaba encontrar el poema que la había cautivado mientras me comentaba que aquel libro debía ser cuidado y ojalá restaurado porque es muy probable que no se encuentren copias debido a la antigüedad, aún así, ya tiene un lugar secreto donde ser guardado y mi madre bien lo sabe. Me senté frente a ella casi embobado por la sutileza con que hojeaba el libro hasta que encontró el poema que ha colmado de magia y belleza el corazón de mi madre, así sin más, comenzó a recitarlo con una diáfana voz y llena de sentimiento, no me quedaba más que cerrar los ojos y oírla deleitándome de un maravilloso poema, poco a poco en las palabras se mezclaba un mensaje para mi que me hablaba sutilmente reafirmando lo que he comenzado a sentir por una mujer;


Medida imaginaria

Estoy en ti, cerca de ti, queriéndote
Con todas las raíces del instinto,
Clara, purificada, aire, herida o llama,
Luz, aire, inmaterial, seguro arrimo.
Vuelta hacia a ti con todas mis vertientes,
Con mis caudales, lecho y curso siempre.
No sé sino quererte, pero es esto
Ir hacia ti, desde ti mismo,
Ir y volver de ti, querer unirme
A todos los lugares que aún ignoro,
A los que logro penetrar a veces
O a aquellos en que siempre me revives.
Porque quererte no es sólo decirte
Así te amo, ni es pertenecerte,
Ni es el querer de tus ojos o tu rostro
Sólo porque son tuyos, porque nadie
Sino tú mismo puedes poseerlos.
Porque quererte es el nacer de nuevo
Junto a tu sueño, es otro descubrirse,
Es revivir por si antes existiera,
Es saber que se vive de tu encuentro.
Porque quererte está por sobre el limite
Inadmisible y terco de la nada.
Y estoy así queriéndote,
Nueva, presente, imaginaria, pura,
Con la pureza ardiente de la selva,
Con la clara expresión del primer río
Que viniera a nacer sobre la tierra.
Así me tienes, no porque te quiera,
Porque el querer tan sólo no lograra
Este reverdecer, esta segura
Y clara desnudez, este entregarte
Gota a gota la fuerza de mi sangre.
Porque el querer tan sólo no lograra
Esta unión absoluta de mí misma,
Este reconstruirme lentamente
Cuando tu brazo mismo me sostiene
Desde los ojos hasta la esperanza.
Y no es extraño este seguir queriéndote
Por sobre la medida imaginaria.
Ni el más, ni el menos, ni el tal vez, ni el  siempre
Hallan cabida en mí, ni yo sabría
Ni el porqué ni hasta cuándo,
Desde siempre ya ves, y para siempre.
Ayer, hoy y mañana. Y no es el tiempo
El que pudiera responder, acaso
El tiempo se inició con tu palabra.
Y no es el poseerse en hondo clima,
Porque lo que tenemos y ofrendamos
En la creencia de lo que tenemos,
Es lo que pueden percibir los ojos,
O la voz, o las manos, o el latido;
Es mucho más que el entregarte el claro
Y obstinado mensaje de mi cuerpo.
Es mucho más de lo que tú consientes
En sentir tuyo, es mucho más que el vértigo,
Y mucho más que esta inconsciente y pura
Avidez de tenerte por tenerme.
Así te amo, así te estoy amando,
Clara expresión de mí, así te entrego
Este mundo que vienes descubriendo,
Esta suprema floración de vida
Que se nutre de ti, que de ti viene
Desde el comienzo mismo de los siglos.

Gradys Thein


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