domingo, 23 de diciembre de 2012

Cono-ser-nos.

No es difícil darnos cuenta que entre todos nosotros, incluso los más cercanos, familia o amigos, por más frío que parezca, no nos conocemos. Aquello que creemos conocer del otro es tan efímero que día a día, muy en lo profundo, es un cambio constante, una semilla que no deja de crecer hacía abajo con sus raíces y hacia arriba con sus ramas. Lo que conocemos hoy de alguien puede parecerse a lo que conocimos ayer pero no es exactamente lo mismo. Nos aferramos a paradigmas de personas, de relaciones que cambian porque nosotros constantemente cambiamos, por muy poco que sea, pero lo hacemos y nuestras relaciones se basan en paradigmas establecidos, en bases que deseamos que no cambien por el temor a que nos quedemos solos, a aquella ilusión de que las relaciones son nuestras, pero no nos damos cuenta que todo gira y nada, nada es totalmente nuestro. Hoy te pueden decir "te quiero" o "te amo", pero cada vez que nos aferramos a ello encontramos un nuevo escalón en nuestras relaciones. Parece algo negativo y frío pero no, es más que eso, es casi cierto. La maravilla de las relaciones humanas es el ahora, lo que logramos juntos en este momento fuera de las concepciones temporales, por lo tanto, las relaciones necesitamos estar constantemente cultivándolas, expresándonos lo que sentimos por los demás, siendo responsables y honestos con lo que decimos y también lo que NO decimos, porque todo habla, todo es acción, incluso la no acción. Si desperdiciamos nuestro ahora sin ser honestos, transparentes en todo lo que hacemos, en completa consciencia de lo que queremos hacer y de lo que no queremos hacer, a quien amar y a quien olvidar no estaremos en el presente sino en el silencio más negro, en la incomunicación, en la apatía y en la cobardía de no ser...SER.


@Andreas_von

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