domingo, 24 de marzo de 2013

Muero, mueres.

En mi incesante deseo de amar a una mujer perdida 
-fantasma de mis largos pasillos oscuros-, 
he decidido asesinar dulcemente bajo el filo de mi corazón negro 
a aquel sentimiento que entrega su cuello y su sangre 
para derramarla por mis manos insensibles. 
No he querido llegar al camino del verdugo 
ni menos empuñar mi afilado cuchillo 
que corta como la conciencia y sin arrepentimiento. 
Pero no tengo más remedio que buscarte en la oscuridad de la distancia
y esperarte a que vengas vestida de blanco
y así manchar con tu sangre toda esta ilusión
y todas las catacumbas que nuestra ausencia ha construido.
Mi llanto y mi goce hacen de este homicidio luminoso
una fiesta de libertad,
un grito desgarrado de si mismo
y una gratitud ciega.
Así, te observo hermosa desangrada,
y coloco mi boca fría en tu frente tibia,
tu labios son ahora el puente
hacia la esclavitud de otros asesinos como yo.
Mi corazón negro se abre,
Dentro habitábamos nosotros,
Hoy ni el silencio tiene cabida.
Muero,
Mueres.


@Andreas_von

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