domingo, 21 de abril de 2013

Saber gobernar para saber educar.

En la antigua Grecia los filósofos educaban a sus alumnos antes que todo a pensar por ellos mismos, a descubrir nuevas verdades y contenidos, hoy, lamentablemente la educación actual pareciera que se ensaña en embutirnos un conocimiento envasado, un "aprender" por aprender, un memorizar por memorizar y un entender para saciar el miedo a no ser un ignorante, pero lo cierto es que es así como nos hemos vuelto aún más ignorantes porque lo que hemos aprendido en un sistema educativo comercial no nos enseña más que somos algo así como prostitutos de nuestra mente, hemos dejado que la educación nos transforme la mente en un tarro en conservas tirado en medio del desierto esperando a algún pobre hambriento que lo recoja para saciar su ignorancia. El fondo de la cuestión en la educación hoy en un país como Chile y quizá en muchos otros es que está hecho para la producción y no para el desarrollo humano, educar hoy no es primeramente compartir conocimientos sino hacer dinero haciéndonos creer que si no tenemos ese tal "ticket" del diploma seremos unos pobres mendigos que sufrirán los embates de la pobreza, pero en realidad creo que quien es más pobre, quien es más mendigo no es más que quien sustenta, quien hace de base en la construcción y desarrollo de una sociedad, la política. Ha sido la política la que padece de una enfermedad y de la pobreza más terrible que es la ignorancia. Una ignorancia tan profunda que ha creado en la mente de la mayoría un pánico, un miedo colectivo a creer que si no somos educados de esta forma actual seremos condenados al peor de los males. Pero no es así, a mi juicio, para cambiar la educación antes debemos cambiar la política, es cierto. Y ahí surge la gran duda, ¿Qué política? ¿Cómo hacemos una nueva política para mejorar lo que nos corresponde como derecho fundamental que es la educación? Es una pregunta que al parecer hoy en día pocos se hacen porque insisten en seguir ideologías caducas, añejas y sobre todo cargadas de ilusión emocional que nos aleja de una realidad común. Sin duda es una pregunta maravillosa y una responsabilidad compartida, pero sigo mirando hacia atrás, veo las grandes escaleras de los montes de Apolo, donde Sócrates, sentado en una banca de piedra enseñaba a sus alumnos a pensar, no a aprender, sino a pensar, porque si aprender a pensar el aprendizaje llega solo. Y así, veo al hoy, a la política carente incluso de eso, de una inspiración, de una musa social, de una ignorancia por su propio pueblo que lamentablemente ha contagiado a tantos como nosotros que hemos sido víctimas de una educación que jamás nos enseñó la calidad de nosotros mismos sino la cantidad de oportunidades que tendremos si memorizamos algo que difícilmente recordaremos. El contraste entre ambas épocas es tan grande como la cantidad de años que nos separan, pero aún así, creo que hemos olvidado algo fundamental, que no podremos ser correctamente educados si nuestra política sigue siendo quienes sufren la principal ignorancia, gobernar.

Sócrates bebiendo cicuta. 

@Andreas_von

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