jueves, 18 de julio de 2013

Escribir.

Admiro profundamente a aquellos que se atreven a escribir, aquellos que ante la necesidad de introspección o simple comunicación con el mundo son capaces de batirse con las palabras para encontrar algún refugio, o por qué no, alguna salida a sus propias experiencias. Si, los admiro tanto como aquellos que han decidido callar, entrar en sí mismos y batirse con el silencio. Pero escribir es a mi juicio aún más valiente porque nos arriesgamos a ser juzgados, marginados o simplemente ignorados, pero más allá de eso, está el propio juicio del escritor, aquel que sin miedo busca un rincón en medio de sí para verse y reconocer algo un poco más vasto y extenso de sus propias verdades. Si, yo condecoro a aquellos que escriben, que hablan, que defienden su verdad y que se tragan sus palabras cuando han errado, porque el silencio es nuestro horizonte pero que quizá no queremos alcanzar simplemente para saciar nuestra existencia sino para seguir expandiendo nuestra verdad que nunca deja de sorprendernos. Aquellos buscadores son quienes admiro, esté o no de acuerdo con ellos, y más allá de aquellos mediocres amigos del plagio o de la costumbre de copiar y pegar, mi admiración está por aquellos que ante sus propios ojos y juicio se atreven a morir ahogados por sus palabras pero jamás silenciados por los demás.

@Andreas_von


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