miércoles, 20 de junio de 2012

Un día sublime.

No había razón para evitar la lluvia, el día nublado quedó atrás después de subir al avión y dejar las nubes abajo. Lo gris en dos segundos se ha transformado en un celeste acompañado de algodones que no hacen más que invitar a imaginar a lanzarse sobre ellos. Concepción anegada hace una semana, no paraba de llover y yo,  en el escenario del teatro municipal de Concepción, si, justo al medio de sesenta instrumentos y sus seres de la orquesta sinfónica de la universidad de concepción. Todos "tocando para mi". No estaba en las butacas ni en la sala de audio, estaba ahí mismo, con ellos,  entre todas esas melodías, corcheas, y quizás cuanta vibración más. Un momento mágico que alimentó mi imaginación, mi poesía interior y esta locura tan bella que no desea dejarme solo. Era cosa de cerrar los ojos por cinco segundos para trasladarse a ninguna parte sino a la belleza de la unión de todo con todo, del lenguaje superior, aquel que hablamos con el arte y sobre todo con el amor. Un instrumento más otro y otro... Así todos juntos envolvían con una sola voz que parecía ser la única, la de uno mismo, pero más bella, más sana. Ahora voy en otro avión de regreso a Santiago ¿y saben? La magia no termina, ahora mientras la lluvia cae sobre toda esta tierra, el avión a sobrevolado las nubes y yo me dedico a mirar las estrellas desde la ventana mientras los pasajeros se pierden de este regalo tan maravilloso, si, estoy como un niño, con las manos en la ventana para poder ver mejor. ¿Y qué? Mientras usted está preocupad@ de la lluvia allá abajo yo estoy disfrutando de  las estrellas aquí arriba. 


@Andreas_von



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