domingo, 21 de octubre de 2012

No creer, conocer.

Hay que pasar de la creencia ignorante de Dios/a al conocimiento vivencial, quien cree en Dios lo duda, quien lo conoce no cree. Lo sabe.
Para creer en Dios es menester dudarlo, para conocerlo hay que experimentarlo, es decir, ser uno mismo, no por narcisismo divino ni nada por el estilo, encontrarlo dentro sin formas pre definidas ni frases aprendidas de algún libro sagrado. Ahí en el encuentro p
rofundamente silencioso habita el Dios interior que no cabe en palabra ni frase alguna que lo defina, hacerlo sería limitarlo y a la vez limitarnos a nosotros mismos.
Si se busca a Dios en el cielo se le falta el respeto a la Diosa en la tierra, mirando la línea del horizonte encuentras a ambos unidos. Ahí es donde habitualmente situamos la mirada introspectiva y aquella unión es también el reflejo de nuestra unión con nosotros mismos, ahí lo vivimos, lo conocemos y dejamos la duda, la creencia, silenciamos todo lo aprendido para vivirlo y vivirnos.





@Andreas_von






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales